Toda la mañana el grifo goteando, es un triste reflejo de nuestra sociedad de consumo. Pero a la vez, es tan bello que se vuelve imparable, necesario. El miedo de que se cierre nos vuelve locos, nos convertimos en seres egoístas y lo que antes fue una utopía ahora es nuestra realidad. Mentir es decir que no somos animales, somos bestias insaciables de sangre. Ya poco importa que el grifo goteé lagrimas.
Muy buena entrada, te sigo!
ResponderEliminar