Recuerdo cuando recorría el pasillo de aquel viejo video club de barrio. Estaba lleno de estanterias, que para mi eran inmensas, en las que se podían ver cientas de películas colocadas una tras otra. Por supuesto que no eran DVDs, sino esas viejas cintas gordas. Correr por el pasillo y ver desde ''Viernes 13'' a toda la saga de ''James Bond'', situadas todas en los mismos sitios siempre. Arriba de las gigantescas estanterías, el porno.
Todo esto se ha perdido, como el trato personal con aquel viejo hombre que siempre estaba leyendo el periódico mientras yo observaba. Ahora todo es una máquina inexpresiva ¿Dónde está la magia de alquilar una película? Maldito siglo XXI, ahora la piratería me representa.
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